Jorge Cueto fue detenido en 2012 acusado de fraude y permaneció en el Penal de Puente Grande por 11 meses; tras este tiempo, fue liberado al ser probada su inocencia. Sin embargo, el tiempo que pasó ahí dio lugar al proyecto que más tarde se convertiría en Prision Art.
Prision Art es una marca de productos de cuero fabricados y tatuados por reos de diversos penales; con el objetivo de brindarles la oportunidad de obtener ingresos de forma legal dentro de la cárcel, así como ayudarles en su reinserción social una vez que son liberados.
La historia detrás de Prision Art
El tiempo que pasó Cueto en prisión le abrió la perspectiva sobre las dificultades que enfrentan los reclusos y sus familias, así como los obstáculos para obtener empleo una vez que son liberados. Lo que con frecuencia hace que reingresen por nuevos delitos.
Otra cosa que notó, fue las habilidades artísticas que tenían varios de ellos y entonces vino la inspiración; consiguió un poco de cuero y pidió a uno de los artistas de tatuaje que hiciera un tatuaje en el material, luego solicitó a un artesano indígena de Sonora que lo trenzara para dar forma a un bolso. Este sería el primer paso para transformar cientos de vidas.
Una asociación auto sustentable
Para cuando fue liberado, ya tenía a 40 reos trabajando en la creación de bolsos tatuados, con autorización del penal. Y al poco de salir fundó con la asesoría de la Barra Nacional de Abogados y la Universidad Iberoamericana los dos pilares de este proyecto: La marca Prision Art, con la que son comercializados los productos y La asociación civil Proyecto de Arte Carcelario, que se encarga de capacitar a los reos y orientarlos en sus procesos de rehabilitación.
Es una asociación auto sostenible y a través de la venta de los productos se financian las actividades de la asociación y se le paga sueldo a los reos que elaboran los productos. Además del impulso económico, se busca ayudarlos a mejorar su autoestima y evitar la desintegración de sus familias. Y una vez que son liberados, tienen oferta laboral.
Hay algunas condiciones que se les solicita cumplir a los reos que participan en este proyecto: que estén libres de adicciones, que acudan a pláticas de apoyo y el compromiso de que la mitad de lo que ganan llegue a sus familias.
La primera tienda se fundó en San Miguel de Allende y hoy los productos han llegado a Alemania, Barcelona, Suiza y Polonia, entre otros. Actualmente 200 presos forman parte del proyecto y 40 han sido reinsertados a la sociedad.
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