En México existen 658 especies de colibríes y 20 de estas se pueden admirar en la CDMX. Ante esta posibilidad, la académica María del Coro Arizmendi, ha creado jardines para colibríes en varias zonas de la gran urbe.
Tras instalar el primer jardín en la FES Iztacala, la también investigadora junto con sus colaboradores (estudiantes) han ubicado otros más en institutos de Educación Media Superior (IEMS) Iztapalapa, Iztacalco, Tlalpan y Milpa Alta.
En estos espacios las aves, también conocidas como también conocidos como quindes, tucusitos, chuparrosas, chupamirtos, picaflor o huitzitzili encuentran alimento y resguardo.
Se estima que los colibríes polinizan más de mil plantas silvestres en el país, por lo que constituyen uno de los grupos más importantes para realizar esta función junto con las abejas.
“Cuando los jóvenes observan a los colibríes empieza a interesarse, entonces aprovechamos para brindarles información sobre la conservación de esta especie, su función en la naturaleza y sus cuidados. Con el jardín se puede educar”.
¿Cómo puedes ayudar y crear tu jardín para colibríes propio?
Crear un jardín para colibríes sólo requiere de una maceta; si se busca algo más sofisticado para atraer a estas simpáticas aves, la especialista recomienda plantas como lavanda, salvias rojas y largas, aretillos fucsia, crasuláceas y agaves echeverias, a diferentes alturas, además de colocar un recipiente con agua, con 10 centímetros de profundidad para que puedan bañarse.
“Anidan en el lugar de donde obtienen todos sus recursos, por eso es importante tener al menos un árbol cerca”, dijo.
“Si se vive cerca de zonas naturales es importante no usar bebederos de néctar porque podrían modificar su forma biológica de conseguirlo y distraerlos de su labor en la naturaleza, que es polinizar”, aconsejó.
Si el entorno es gris, con poca vegetación, el bebedero es una buena opción, pues equivale al néctar de dos mil 500 flores. Un bebedero de vidrio, donde se cambie el néctar (agua con azúcar) cada tercer día, se lave y desinfecte, ayudará a alargar la vida de estas aves, que alcanzan hasta los 10 años.