El secreto de la felicidad parece ser una de las dudas más constantes y evasivas de la humanidad. La búsqueda de respuestas ha derivado en largas disertaciones filosóficas sobre su significado, escaneos cerebrales por Imágenes de Resonancia Magnética tratando de encontrar su lugar en el cerebro, así como largas horas de conversaciones entre amigos cuestionándose sobre sus propias vidas.
De entrada resulta complejo definir la felicidad. Y las perspectivas desde las que se ha abordado el tema son tan diversas como los significados que podemos darle cada uno de nosotros; sin embargo, más allá de nuestra visión sobre la felicidad, no cabe duda que todos queremos ser felices.
Con el fin de encontrar las claves de una vida saludable y feliz, la Universidad de Harvard realizó uno de los estudios más extensos de la historia, y a casi 80 años de su inicio, se han develado los resultados.
El origen del estudio
En 1938 se inició el Study of Adult Development con una muestra conformada por dos grupos: el primero, 268 estudiantes de alrededor de 19 años, de cursos pertenecientes a las generaciones de 1939 a 1944 en Harvard; el segundo de 456 jóvenes de entre 11 y 16 años, que pertenecían a los vecindarios más pobres de Boston.
A lo largo del tiempo se fueron recolectando datos sobre su salud física y emocional, su vida familiar y matrimonial, trabajo, éxitos y fracasos. Y eventualmente el estudio se expandió incluyendo a los hijos y esposas de los primeros participantes, así como otros residentes de la parte central de Boston.
De los participantes originales, aún viven unos 16, todos en torno a los 90 años. Y de entre los miles de datos obtenidos a lo largo de este tiempo, Robert Waldinger, cuarto director del extenso proyecto, afirma que el mensaje más claro que han obtenido es que “Las buenas relaciones nos mantienen sanos y felices”.
¿Cómo ser feliz?
Desde que somos pequeños nos dicen que debemos trabajar duro para tener una buena vida, que debemos buscar fama y fortuna para ser felices, que debemos “llegar muy lejos”; y si bien hay satisfacción en los logros, lo cierto es que son nuestras relaciones las que mayor impacto tendrán en nuestro bienestar y felicidad.
Para tener una buena vida, es importante conectarnos con la gente; con nuestra familia, nuestra pareja y nuestra comunidad. La soledad puede ser tan dañina como el alcoholismo o el tabaquismo y puede provocar un mayor deterioro físico y mental. Y no sólo se trata de tener gente alrededor, sino de relaciones de calidad , satisfactorias y fundadas en la confianza.
En este mundo acelerado, competitivo y lleno de expectativas, con frecuencia perdemos de vista la importancia de dedicar tiempo para verdaderamente con quienes nos rodean. De ver a los ojos a las personas que amamos y escuchar verdaderamente lo que nos dicen. Pero es importante que nos demos la oportunidad de compartir tiempo con ellos, así como vincularnos con nuestra comunidad. Es a través del fortalecimiento de estos lazos que lograremos ser más felices.