Cuando hablamos de feminismo, son muchas las vertientes que causan polémica. Y entre las luchas contra la discriminación, el tema del aborto, la violencia o las brechas salariales, la búsqueda de una transformación del lenguaje puede parecer una cuestión secundaria.
Sin embargo, lo cierto es que el lenguaje es un reflejo de la realidad, es la forma en que razonamos y percibimos el mundo, y si es sexista, también lo son nuestros pensamientos.
Una de las polémicas recurrentes en torno al machismo en el lenguaje es el de los colectivos. Es cierto que en el español el estándar es el masculino y esto refleja cierto grado de ocultamiento de la mujer en el lenguaje, así como el poder que históricamente han tenido los hombres.
Sin embargo, el lenguaje es una herramienta humana, y no condiciona el pensamiento, solo lo refleja. Como señalan Aguas Vivas Catalá y Enriqueta García Pascual, profesoras y feministas, “Lo que hay que analizar no es el sexismo en el lenguaje, sino el sexismo en el uso del lenguaje“.
No es el lenguaje por sí solo lo que condiciona nuestro pensamiento machista, pero es importante estar atentos a los subtextos machistas y las formas en que el lenguaje puede estar oprimiendo o invisibilizando a la mujer.
Un ejemplo claro es el de las distinciones que marca el diccionario de la RAE para los términos de hombre público y mujer pública.
Frases y expresiones que nos parecen tan cotidianas reflejan ese machismo implícito que nos enseñan desde que somos niños; “debe estar en sus días”, “los hombres no lloran”, “no seas nena”, “te hace falta un novio”. Pero en la medida que prestemos más atención a lo que decimos y cómo lo decimos, podemos redefinir los términos y transformar el pensamiento para que las generaciones futuras no sean machistas.
Pensamiento y lenguaje evolucionan a la par y para lograr una sociedad más igualitaria, cuestionar nuestra forma de entender y vivir la realidad es fundamental.
El feminismo no se trata de poner a mujeres contra hombres, ni de decir que ellas son más importantes o valiosas que ellos; se trata de reivindicar lo femenino y redefinir lo que que significa ser mujer, así como ser hombre; se trata de entender que lo femenino y lo masculino son partes igualmente valiosas e importantes de ser humano.
Sabemos que se es necesario es un cambio de pensamiento para transformar a la sociedad; quizá valga la pena partir desde el lenguaje.