Los desastres naturales y las transformaciones que vive nuestro mundo por el calentamiento global pueden hacernos sentir diminutos e impotentes, pero para ayudar al planeta no es necesario que nuestras acciones sean inmensas, pero sí que sean constantes. El fotógrafo Sebastião Salgado y su esposa, Lélia Deluiz Wanick, lo demostraron al restaurar un bosque que estaba prácticamente destruido.
La pareja creo una fundación, Instituto Terra, y han plantado más de 4 millones de árboles. Lo que no solo ha reverdecido el bosque, sino que ha traído de vuelta a la fauna y dado nueva vida al entorno.
¿Cómo surgió este proyecto?
Sebastião Salgado es un fotógrafo documentalista que ha retratado la miseria y el dolor alrededor del mundo y tras regresar a su hogar después del genocidio de Ruanda, en 1994, se encontraba devastado y desesperanzado.
Al llegar a casa, lo que encontró no lo hizo sentir mucho mejor, pues el paisaje tropical que recordaba de su niñez, era ahora tierra árida. Sin embargo, su esposa le sugirió reforestar el bosque, así lo contó para The Guardian en 2015:
«La tierra estaba tan enferma como yo; todo fue destruido. Solo un 0,5% de la tierra estaba cubierta de árboles. Entonces mi esposa tuvo una idea fabulosa para replantar este bosque. Y cuando empezamos a hacer eso, todos los insectos, aves y peces regresaron y, gracias a este aumento de árboles, también renací, este fue el momento más importante»
Casi 20 años han pasado y el ecosistema ha renacido; se sembraron 293 especies vegetales propias de la zona en cerca de 7,500 hectáreas; lo que ha traído de regreso más de 235 especies animales –entre aves, mamíferos, reptiles y anfibios– que han hecho de este nuevamente su hogar gracias a la labor constante.
Con información de: El País
