Eunice Foote fue una mujer que descubrió el efecto invernadero en 1856. Ella presentó su trabajo en la octava reunión anual de la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia, encuentro en el que se daban cita los científicos del momento y compartían sus avances sobre el futuro.
Ella dio a conocer que la concentración de CO2 en la atmósfera terrestre podía provocar un incremento en la temperatura de la Tierra; sin embargo, su informe no pudo ser leído por ella misma.
En esta época las mujeres no podían exponer sus ideas científicas de forma libre, entonces, su colega Joseph Henry, académico del Instituto Smithsoniano, fue quien lo hizo y años más tarde, en 1859, Jonh Tyndall se llevaría la fama, despojando a la investigadora de este gran descubrimiento.
El físico de origen irlandés pasó a la historia como el primero en descubrir que moléculas de gases como el CO2, el metano y el vapor de agua (o gases de efecto invernadero) bloquean la radiación infrarroja.
No obstante, hay quienes le adjudican este descubrimiento al sueco Steven Arrhenius, quien realizó sus estudios en 1856 y cuarenta años después que Eunice diera a conocer sus resultados.
Olvidada 150 años
La científica de origen estadounidense, Eunice Newton Foote fue la primera en comprobar la hipótesis sobre la concentración del dióxido de carbono y sus posibles consecuencias (calentamiento global).
En estos tiempos, nadie la reconoció solo por su género y además, de ser una de las fundadoras de la Seneca Falls Convention, una asamblea que velaba por los derechos de las mujeres en 1948.
Sin embargo, tuvieron que pasar más de 150 años para que Raymond P. Sorenson, diera a conocer un informe en 2010 titulado: Circumstances Affecting the Heat of Sun’s Rays y sorpresivamente su autora era, para admiración de muchos, una mujer llamada Eunice Newton Foote.
La científica estaba años por delante de la ciencia de su época y su “olvido” solo demuestra la discriminación que las mujeres tuvieron que vencer en el ámbito científico para ser reconocías.