Ciudad de México, 23 Enero.- Muchas veces el amor que las personas pueden llegar a sentir por otros seres vivos como son los animales, puede llevarlos a realizar gestos que benefician su vida e instancia en la Tierra.
Esta historia tiene lugar en Estados Unidos con Romy McCloskey, una costurera que desde su infancia tiene un amor muy profundo por las mariposas.
Cabe mencionar que la mariposa monarca es una de las especies más conocidas de América del Norte que surgió desde hace 250 millones de años atrás y que cada año realiza una migración para preservarse.
Lamentablemente tienen un ciclo de vida muy variable ya que viven 4 días como huevos, 2 semanas como orugas, 10 días como crisálidas y de 2 a 6 semanas como mariposa, si es que pueden llegar a dicha etapa.
Pero Romy encontró a una de ellas en su jardín tratando de volar ya que tenía un ala rota, así que sin pensarlo dos veces y gracias a su conocimiento le realizó un trasplante de ala.
Para el trasplante utilizó toalla, colgador de alambre, contacto de cemento, palillo de dientes, hisopo de algodón, tijeras, pinzas, polvos de talco y un ala de mariposa.
Según lo que investigó McCloskey y como lo declaró no hubo necesidad de aplicar medicamentos para realizar esta intervención, ya que las alas de las mariposas no cuentan con recepción de dolor así como nuestras uñas y cabello.
Gracias a su trabajo de costura y confección de prendas logró salvar a la pequeña mariposa que tan solo tenía tres días de vida.
Los primero que realizó fue recortar el ala dañada de tal forma que le permitiera incorporar la otra parte y con precisión ponérsela.
A pesar de que las líneas negras no coinciden completamente, el ala inferior derecha de la mariposa logró que pudiera emprender su vuelo.
El trabajo que realizó esta mujer a impresionado, pero sobre todo conmovido a miles de personas que alrededor del mundo se esfuerzan por preservar la especie y brindarles protección durante su migración.