Ciudad de México 25 Octubre._ Con polímeros de origen bacteriano, diversas universidades buscan alternativas para degradar el plástico.
Con el fin de hacer factible la sustitución del plástico convencional por uno biodegradable y renovable en la industria, investigadores de diversas universidades desarrollan un proyecto para disminuir costos de producción y aumentar la capacidad de fabricación de un material hecho a base de bacterias.
En un comunicado, se informó que en este proyecto trabajan científicos de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav), Instituto Politécnico Nacional (IPN) y el Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México.
Ante la contaminación que generan los productos de corta vida útil y largo proceso de degradación, como los popotes, desechables, bolsas, envases de plástico y PET en general, la investigadora del Instituto de Ciencias Agropecuarias (ICAP) de la UAEH, María del Rocío López Cuéllar, señaló que la industria en general voltea hacia nuevas formas más sustentables de producir y de consumir.
La doctora en Biotecnología sostuvo que es posible sustituir plásticos sintéticos por otro material biodegradable hecho a base de biopolímeros, lo que puede ocurrir en un mediano plazo, si los gobiernos regulan a las industrias para generar productos y sus envases, mediante materiales biodegradables.
Debe haber una conciencia ética y social donde realmente veamos cuáles son los impactos ambientales que tenemos y evaluar, así como regular desde la sociedad y desde el gobierno, los materiales que no se degradan, para no dar lugar a la corrupción por encima del daño ambiental”, consideró.
La investigadora trabaja en la producción de polihidroxialcanoatos, que son polímeros de origen bacteriano que poseen grandes ventajas en comparación con los plásticos de origen petroquímico: son biodegradables, biocompatibles y renovables.
Añadió que al poseer esas características, tienen una amplia gama de aplicación en la industria alimentaria, farmacéutica, biomédica e incluso automotriz. Este proyecto se ha trabajado de forma interinstitucional durante dos años y medio entre el Cinvestav, la UAEH y el Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México.
Así, de forma conjunta se trabaja en la producción de biopolímero, la generación de microorganismos o bacterias recombinantes (modificaciones que se le hacen a los microorganismos para mejorar los tipos de biopolímero que pueden producir), producción de biopelículas para funciones alimentarias y producción de nanopartículas.
De acuerdo con la doctora, los costos todavía son mucho más altos que obtener un plástico de origen sintético, por ello se trabaja en la reducción de precios y la maximización, así como mejora de la producción. López Cuéllar espera que en el nuevo gobierno haya un mayor apoyo a la ciencia y la tecnología y, sobre todo, a la industria verde.
México está comenzando a impulsar este tipo de tecnologías para mejorar algunos procesos; sin embargo, todavía es caro y falta hacer mucha investigación”, dijo, al celebrar que cada vez más industrias busquen fuentes tecnológicas renovables y biodegradables.
El cuerpo académico que trabaja en este proyecto está integrado por Norberto Chavarría Hernández, Adriana Inés Rodríguez Hernández, María del Rocío López Cuellar, Apolonio Vargas Torres y Heidi María Palma Rodríguez.
Por parte del Tecnológico de Monterrey, participa en el proyecto Berenice Vergara Porras, experta en biodegradación, y Fermín Pérez Guevara, del Cinvestav.
CON INFORMACIÓN ORIGINAL DE EXCELSIOR.