La historia de Lupita Palacios demuestra que no existen limites en cuanto a mejorarse a uno mismo: cuando se trata de aprender la edad no es un factor ni las circunstancias no son un factor.
A punto de cumplir 100 años, Lupita, una mujer chiapaneca admirable, aprendió a leer y a escribir y recibió el certificado de secundaria.
Originaria de la comunidad Vicente Guerrero en Chiapas, ella está enfocada en obtener el título de bachillerato.
El impulso para querer aprender a leer surgió porque Lupita quería estar informada, saber qué decían los periódicos. Para lograrlo trabajó muy duro de la mano del Instituto Chiapaneco de educación para jóvenes y adultos, en donde en seis meses obtuvo el certificado de secundaria.
Esta “abuelita mexicana” es un ejemplo para todos nosotros, si ella no se rindió, nadie tiene el permiso de hacerlo.