Un día como hoy, 9 de enero, pero de 1908 nació en Francia la escritora y filosofa, Simone de Beauvoir, cuya obra El Segundo sexo, publicado en 1949 sería considerada como la biblia del feminismo y uno de los que fundaron este movimiento.
La filósofa francesa también publicó algunas novelas como La invitada (1943), La sangre de los otros (1944) y Los Mandarines (1954). Otros de sus ensayos famosos fueron La vejez (1970) y La ceremonia del adiós (1981), una polémica crónica de los últimos años de vida de Jean-Paul Sartre, filósofo y compañero sentimental.
A continuación, te compartimos 10 frases de las frases más celebres de Simone de Beauvoir para recordarla:
1. Una mujer libre es justo lo contrario a una mujer fácil.
2. No se nace mujer, se llega a serlo.
3. El día en que sea posible a la mujer amar desde su fuerza, no desde su debilidad, no para huir de sí, sino para encontrarse, no para abandonarse, sino para afirmarse, entonces el amor será para ella como para el hombre fuente de vida y no peligro mortal.
4. Mediante el trabajo ha sido como la mujer ha podido franquear la distancia que la separa del hombre. El trabajo es lo único que puede garantizarle una libertad completa.
5. El problema de la mujer siempre ha sido un problema de hombres
6. El hecho de que exista una minoría privilegiada no compensa ni excusa, la situación de discriminación en la que vive el resto de sus compañeros.
7. No hay muerte natural: nada de lo que sucede al hombre es natural puesto que su sola presencia pone en cuestión al mundo. La muerte es un accidente, y aun si los hombres la conocen y la aceptan, es una violencia indebida.
8. No creo en el eterno femenino, una esencia de mujer, algo místico. La mujer no nace, se hace. No hay un eterno femenino desde el origen, son roles. Y eso se aprecia muy bien cuando se estudia la sociología. El papel de los hombres y de las mujeres no está determinado de forma absoluta en todas las civilizaciones, hay grandes cambios.
9. El secreto de la dicha del amor consiste menos en ser ciego que en cerrar los ojos cuando hace falta.
10. Uno de los beneficios que la opresión ofrece a los opresores es que el más humilde de ellos se siente superior: un pobre blanco del sur de los Estados Unidos tiene el consuelo de decirse que no es un sucio negro. Los blancos más afortunados explotan hábilmente este orgullo. De la misma forma, el más mediocre de los varones se considera frente a las mujeres un semidiós.