El plástico es uno de los grandes problemas que contamina nuestros océanos; millones de toneladas de plástico llegan cada año a los mares y una bolsa puede tardar unos 500 años en degradarse, sin mencionar el daño que causa en las especies marinas.
Es ante esta situación que el científico indonesio Kevin Kumala creó una bolsa a base de yuca que se degrada en tan solo 100 días y que de llegar al mar, se disuelve y puede servir como alimento para los peces.
La yuca es una planta abundante en Indonesia, por lo que al procesar el almidón de la yuca se obtienen bolsas que no resultan dañinas para el ambiente, ni riesgosas para las especies marinas, pues no se asfixian ni ingieren sustancias tóxicas.
De esta forma surgió en 2014 Avani Eco, que además de bolsas ofrece diversidad de empaques, recipientes, cubiertos y productos de hospitalidad, hechos con materiales orgánicos que pueden ser empleados para composta.
Esta no es la única alternativa de bioplásticos que han surgido; a lo largo de los años se han creado bolsas de papas, de hoja de plátano o de nopal entre otras para contrarrestrar el problema del plástico; sin embargo, si bien estas alternativas son más ecológicas, lo más importante es crear una consciencia ecológica en la sociedad.
Quizá la alternativa más conveniente sería el uso de bolsas reutilizables para no continuar con la generación de basura, pues mientras se siga produciendo basura y esta siga llegando a los océanos, seguiremos afectando el ecosistema y la vida de miles de especies.