Utilizar malas palabras para algunas personas forma parte del lenguaje del diario, es decir, no les causa ninguna molestia; sin embargo, para otro grupo, decir groserías es vulgar y ofensivo.
Más allá de lo que está bien visto por la sociedad, expresarse con “malas palabras” puede traer beneficios positivos para la salud y ¡lo dice la ciencia!
Un estudio afirma que decir groserías mejora la respuesta que tenemos ante el dolor.
Las groserías pueden ayudar a expresar una emoción con más claridad.
Decir malas palabras está asociado con ser más honesto.
Otra investigación señala que decir palabrotas hace sentir más fuertes a las personas, por ejemplo: si alguien está haciendo ejercicio de alto rendimiento, que requiere mucho esfuerzo, y dice groserías, posiblemente su desempeño sea mejor.
Claro que enfocar las malas palabras a un grupo de personas específico, en especial a una minoría, puede reforzar prejuicios y utilizarlas para insultar a otro es un acto de violencia. En pocas palabras: decir groserías es bueno para la salud, pero nunca si se hace para lastimar a otros.
¿Existen las malas palabras?
Según un artículo de The New York Times, ” La razón por la que un niño piensa que las groserías son malas palabras es porque, conforme va creciendo, se le dice que es una mala palabra, así que las vulgaridades o groserías son una concepción social que se perpetúa a lo largo del tiempo”, dijo Bergen, profesor de Ciencias Cognitivas de la Universidad de California en San Diego. “Es algo malo que se crea a sí mismo”.
Así que olvida el miedo a que te laven la boca con jabón y utiliza las groserías para tu beneficio.
Con información de The New York Times.