Desde hace 26 años, en Dinamarca se imparte una materia muy especial: cada semana, alumnos entre 6 y 16 años reciben una clase de empatía, en la que se les enseña a ponerse en el lugar de los otros y a que hacerlo los ayudará en su vida personal y profesional.
Por ejemplo, si un alumno tiene un problema que no puede resolver por sí mismo, la lección se destina a ayudarlo a encontrar una solución entre todo el grupo, mientras es escuchado con respeto y encuentra apoyo.
En la clase, los alumnos hablan sobre sus problemas y desarrollan la capacidad de escuchar a los demás, estrategias para resolver las dificultades y valoran el trabajo en equipo. Lo hacen mientras comparten un pastel preparado por ellos.
Es un espacio seguro en el que los niños se sientes en confianza y capaces de escuchar y hablar sin temor a ser juzgados y, por ende, aprenden a no juzgar sino a relacionarse desde la empatía.
El objetivo de esta lección es construir adultos más felices y, al parecer, tiene grandes resultados, ya que Dinamarca es uno de los países con los habitantes más felices, según World Happines Report 2016
El éxito de esta asignatura en Dinamarca demuestra que la empatía, un valor básico para construir una comunidad amable, segura y respetuosa, se puede enseñar; no es una cualidad con la que se nace, sino un valor que se aprende y practica.
Saber que la empatía se puede aprender, enseñar y practicar a conciencia es una esperanza para mejorar las sociedades. Sólo falta imitar a países como Dinamarca, que al margen de su increíble desarrollo, no olvidan lo verdaderamente importante.
Con información de What expats can do.