Written by 1:24 pm Responsabilidad social

 15 actitudes machistas que todos hacemos sin pensar en las consecuencias

Estos son sólo algunos ejemplos de expresiones del machismo que llevamos a cabo a diario. Etiquetarlas como micromachismos parece exagerado, pero no lo es, ya que estas conductas e ideas alimentan la desigualdad de género y lo peor: lo hacen de forma silenciosa y, muchas veces, aceptada.

Para ser una persona machista no necesitas llegar a cometer actos de violencia física o acoso sexual: el machismo está tan interiorizado en nuestra cultura que todos, aunque detestemos la falta de equidad de género, hemos caído en micromachismos sin querer.

El micromachismo es el conjunto de discriminaciones con poca fuerza, que resultan imperceptibles y, justo por eso, suceden en todo tipo de ambientes. Es importante destacar que se lleva a cabo por todas las personas, más allá del sexo y el género.

No se trata de juzgarnos ni darnos golpes de pecho, lo importante de reconocer estas acciones es que, al hacerlo, damos el primer paso para erradicarlas y adquirimos más conciencia respecto al machismo y el enorme daño que hace.

Mansplaining. Cuando un hombre le explica algo a una mujer asumiendo que no conoce el tema y lo hace con un tono condescendiente.


Cuando etiquetamos a un hombre como mandilón por ser cercano a su familia o por cuidar a sus hijos. La clásica frase, “ya te dejaron de niñera”, es un ejemplo.


Pensar que realizar las tareas del hogar es sólo responsabilidad de las mujeres y que los hombres “ayudan” cuando lavan un plato.


Cuando piensas que si a una mujer le va bien en su vida profesional es porque tuvo relaciones sexuales con un superior. Porque ¿cómo una mujer va a tener lo suficientemente talentosa y responsable como para tener promociones en su trabajo? (sic)


Que no te parece correcto que un niño juegue con muñecas o que una niña juegue futból.


Tener la idea de que a una mujer la acosan y atacan sexualmente por cómo se viste. Es decir, culpabilizar a las víctimas.


Asumir que el sueño de toda mujer es casarse y tener hijos. 


Aún peor, presionar a una mujer con preguntas como: “¿para cuándo los niños?” O “cuando llegue el indicado vas a ver que sí querrás casarte.”


Decir que las mujeres que se expresan con groserías se ven peores que los hombres.


Sentir ansiedad cuando tienes una cita con una mujer que gana más dinero que tú.


Creer que a una mujer lo que más le importa en la vida es su apariencia y etiquetar a mujeres que no les interesa como dejadas o descuidadas.


Hacer chistes sexistas cuando una mujer está hablando sobre feminismo o sobre cualquier tema.


Reír ante comentarios machistas, aunque identifiques que lo son.


Decir que no eres una mujer feminista, aunque te sientas identificada con el movimiento, para tener la aprobación de algún hombre.


Juzgar a una mujer que trabaja y es madre con comentarios como: “deja solos a sus hijos”, “ a esos niños los educa su nana”, “ yo sí me dediqué a ser madre de tiempo completo”.


Estos son sólo algunos ejemplos de expresiones del machismo que llevamos a cabo a diario. Etiquetarlas como micromachismos parece exagerado, pero no lo es, ya que estas conductas e ideas alimentan la desigualdad de género y lo peor: lo hacen de forma silenciosa y, muchas veces, aceptada.

Según Chimamanda Ngozi Adichie, escritora del ensayo Todos deberíamos ser feministas y más obras, una persona feminista es aquella que cree en la equidad social, política y económica de los sexos.

Una persona machista es la que defiende la idea de superioridad natural del hombre sobre la mujer o da muestras de ello con su comportamiento. Estos micromachismos son ejemplos de esta idea.

¿Qué forma de vivir te parece más justa?

Con información de El País

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