Disfrutar de ver fotos de nuestra infancia, leer viejos diarios o platicar de historias de nuestro pasado o pasado familiar es normal.
Los recuerdos nos hacen humanos por diferentes razones:
Ayudan a que construyamos nuestra identidad.
Son importantes para la resolución de problemas.
Los recuerdos nos hacen seres sociales porque facilitan la interacción con otras personas.
Son indispensables para regular las emociones, ya que arrojan información sobre cómo nos hemos sentido.
Sin embargo, pasar demasiado tiempo “en el pasado” puede molestar, incomodar o impedir disfrutar el momento. Si sientes que este es tu caso, hay estrategias para aprovechar los recuerdos de forma positiva y vivir el presente al máximo.
Destina cierto tiempo del día para los recuerdos. Puedes emplearlo en escribir un diario o un cuento, ya que está comprobado que escribir tus emociones y experiencias, por tan sólo 15 minutos al día, mejora tu salud mental y física.
Recuerda momentos felices en específico, no te concentres en lo malo sino en lo que te llena de alegría. Porque recuerda “los tigres del pasado ya no pueden lastimarte” así que lo que te dañó o lastimó en otra época, ya no es una amenaza para ti.
Respira. Cuando sientas que pensamientos del pasado que te provocan ansiedad o alguna sensación desagradable se apoderan de tu mente, concéntrate en la respiración, esta es una manera de regresar al presente.
Planea soluciones a los problemas, en vez de concentrarte en las situaciones del pasado que los provocaron.
Si pensar en el pasado te molesta mucho, lo mejor es acudir con un especialista que te oriente para sentirte mejor y disfrutar de tu experiencia humana lo más posible.
Con información de The Conversation