La inspiración para iniciar un transformaciones a la sociedad puede provenir de algo que parece tan pequeño como una tarea escolar. Así lo demuestra el caso de Ximena Arizmendi, quien con tan solo 17 años se convirtió en una activista con el objetivo de concientizar sobre el uso del popote.
Lo que comenzó con infografías distribuidas en los salones de su escuela y algunas pláticas sobre el tiempo que tardan los popotes en desintegrarse (unos 100 años), le dejó la espinita para ir más lejos de una calificación y una vez concluida la materia, decidió compartir la información en redes sociales para que más gente se hiciera consciente del problema de los popotes.
Ximena también logró hacer convenios con marcas de popotes ecológicos y participar en “Hojas verdes“, una feria nacional de productos ecológicos y orgánicos, talleres y pláticas en pro al medio ambiente. Donde dio una conferencia ante más de 300 personas.
“Las personas creen que el hecho de no usar popote es sinónimo de que es un restaurante de baja calidad o señal de un lugar antihigiénico, pero es mentira, pues en milésimas de segundo las bacterias contaminan el vaso y su contenido, también, el popote”
Ximena ha ganado el premio internacional “Ten Outstanding Young People” por su proyecto “No Gracias”, mismo que actualmente continúa de forma local y nacional mediante concursos, redes sociales y charlas en diferentes espacios.