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Vida Nueva la cooperativa que renovó los derechos de la mujer en Oaxaca

Ciudad de México, 21 Febrero.-  Cambiar los pensamientos de la sociedad puede resultar ser bastante abrumador cuando somos nosotros quienes nos encontramos en dicha circunstancia, sin embargo el valor de las mujeres mexicanas se ha visto expresarse en los últimos tiempos, incluso en comunidades indígenas de Oaxaca.

Pastora Gutiérrez Reyes es un ejemplo de ello, es residente de una comunidad indígena zapoteca de Teotitlán Oaxaca  y fundó junto con su madre, abuela y otras tres mujeres la cooperativa de campesinas y tejedoras Vida Nueva, la cual reclama su independencia económica y sus derechos.

La mayoría de las mujeres integradas a este grupo nunca han tenido acceso a la educación y algunas de las que sí solo asistieron a una escuela máximo por dos años porque no tenían los suficientes recursos, sin embargo en su comunidad se regían principalmente por las costumbres que estipulaban que lo más importante era que aprendieran a cocinar y que el colegio solo era para hombres.

Para iniciar con este proyecto y debido a la desigualdad y el machismo, el grupo de mujeres solo podía reunirse para cocinar y mientras lo hacían platicaban del tema, eran muy criticadas entre su circulo social ya que las catalogaban como rebeldes, pero sobre todo por no tener respeto por las asignaciones de la mujer, pero su necesidad como madres solteras o viudas las inspiro a actuar.

Su historia comenzó luego de que escucharan por la radio que el gobierno ofrecía financiación para las mujeres campesinas de las comunidades y decidieron postular, sin embargo en ese momento las cosas no salieron muy bien, pero por fortuna tuvieron la oportunidad de conocer a una mujer que trabajaba en los derechos humanos y la cual las poyó realizando talleres en su comunidad.

Empezaron con el tradicional bordado y el telar, pero con los talleres de la ONG Grupo del Apoyo a la Educación de la Mujer aprendieron como organizarse y cómo pensar conjuntamente para tener una visión común y posteriormente tomaron más talleres como equidad y género, derechos de las mujeres, manualidades, repostería, entre otros.

Los talleres las animaron a presentarse ante la autoridad municipal como un grupo formal y ahora no solo han podido beneficiar su vida y la de otras mujeres sino que contribuyen con proyectos que benefician a la comunidad.

Actualmente su colectivo tiene 14 mujeres y 20 años desde su inicio, pero se ha caracterizado por ser un ejemplo de actualización del sistema de usos y costumbres para apoyar la dignidad e integridad de las mujeres en comunidades indígenas.

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