La fiesta prehispánica para adorar a los muertos se practicó durante años con tradiciones ancestrales… hoy más festividades adaptan algunas costumbres para continuar la celebración.
El tributo hacia la muerte, es una tradición que se originó en la época prehispánica y llevaba por nombre “Mijkailjuitl”.
Fue en Chiconamel, Veracruz donde comenzaron con la “Fiesta de los muertos”.
Y aunque tradicionalmente las actividades comienzan a finales de noviembre, esta celebración realmente inicia desde julio con la siembra del cempasúchil.
Una vez cosechada la flor, el 28 de octubre comienzan las actividades con la puesta del “arco de otate”.
Se trata de un arco hecho de bambú mexicano cubierto con cempasúchil y se debe colocar en el lugar donde se instalarán las ofrendas.
Estas ofrendas debían cumplir con ciertas características como cubrir la mesa con mantel bordado en punto de cruz, colocar velas, el copalero con copal de castilla, los alimentos y los pétalos de cempasúchil que forman un camino desde la entrada hasta el arco.
Actualmente, algunas adaptaciones que han tenido las ofrendas son por ejemplo el colocar fotografías de los familiares que aún no han fallecido sino que más bien no pudieron migrar.
Sin embargo, la ofrenda se instala para recibir cada día a diferentes difuntos, como el 30 de octubre que se reciben las “ánimas solas” o el 31 de octubre que se reciben a los bebés que fallecieron sin haber sido bautizados.
Y es hasta el día 04 de noviembre que se levanta la ofrenda acompañados de música, danza y alimentos.
Aquí la “danza de los coles” sigue jugando un papel importante entre las tradiciones, los hombres continúan disfrazándose aún en la actualidad con vestido y peluca además de su respectiva máscara y danzan al ritmo del huapango.
Influencia sobre el Xantolo
Derivado de estas prácticas, una de las festividades más atractivas a nivel nacional en esta época, es la celebración del Xantolo en la región de la Huasteca en Hidalgo.
En esta región que abarca hasta los estados de San Luis Potosí, Veracruz, Tamaulipas y Querétaro, las prácticas para rendir homenaje a la muerte provienen del Mijkailjuitl.
Pero en el Xantolo, el día de las flores, fecha en la que comienzan a montar los altares, inicia el 30 de octubre.
Y el 31 de octubre al igual que en la época prehispánica, se reciben a los niños fallecidos, pero aquí se les coloca también un arco de caña con la finalidad de que estos difuntos no pierdan el camino.
Durante el 01 de noviembre, se intercambian las ofrendas en donde uno de los platillos tradicionales son los tamales, el chocolate y el pan de muerto.
Para el día 02 de noviembre, se adornan las tumbas en espera de la misa en el panteón y esa misma noche, los danzantes quedan al descubierto.
Todas estas prácticas, provienen de rituales ancestrales para homenajear a los muertos o a la muerte en sí.
Además entre estas y otras tradiciones que siguen vivas en la actualidad, resalta la unión entre las comunidades por iniciar y continuar con la celebración.
En cada rincón del país, aún hay comunidades que promueven las tradiciones de sus antepasados y mantienen viva una de las más grandes celebraciones, el Día de Muertos.