A más de 50 años de su fallecimiento, el legado que nos permitió apreciar el artista Roberto Montenegro Nervo aun se mantiene vivo, muchos de sus murales todavía viven como representación de su gran talento y amor por el arte que desde joven mostró.
Parece ser que el amor por el arte venía como herencia familiar, pero el talento que tenía para pintar fue más allá de las expectativas, tuvo una excelente formación no sólo en México sino también por Europa, estuvo cerca de grandes artistas de quienes adquirió conocimiento y experiencia.
Foto de Behance
Por allá a principios del año 1900, cuando Roberto era apenas un adolescente de 16 años, tuvo la oportunidad de crear sus propias ilustraciones para los números de la Revista Moderna
Desde entonces no paró de prepararse y estudiar más sobre arte para convertirse en el gran representante del arte contemporáneo en el país.
Estudió en la Escuela de San Carlos, posteriormente obtuvo una beca que le permitió viajar a Europa para seguir estudiando. Allá su talento comenzó a tomar rumbo y logró exponer sus obras en algunas salas de París.
Entre sus entradas y salidas por México y Europa, Montenegro abrió sus horizontes y también se permitió ser influenciado por otras corrientes y por otros artistas que contribuyeron a que sus creaciones tuvieran cada vez más sentido.
Ahora su talento ya no se enfocaba en pintar sólo cuadros, ahora también lo llamaban para pintar diseñar escenografías, vitrales, organizar talleres y para dirigir también el Museo de Artes Populares de Bellas Artes.
Foto de Pinterest
También en 1967 junto con el escultor Luis Ortiz Monasterio recibió el Premio Nacional de las Artes.
A pesar de ya no estar aquí para seguir creando murales y otras obras artísticas, lo que aún nos queda de su talento sigue siendo admirado y apreciado en distintas partes del país y del mundo.