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De cineasta a fotógrafa, así ha sido el camino recorrido por la mexicana: Graciela Iturbide.

Que mejor día que hoy, para conocer más sobre la vida de una de las mujeres mexicanas más reconocidas y talentosas en el ámbito de la fotografía a nivel profesional y a la vez recordar sus múltiples éxitos durante su trayectoria artística.

A pesar de haber nacido dentro de una gran familia católica y conservadora, Graciela Iturbide, desde pequeña mostró que sería una mujer completamente distinta a lo que la sociedad estipulaba y esperaba que ella fuera.

Su historia de vida no es solamente interesante por sus aportes dentro de la fotografía, sino también lo que aportó antes a su propia vida, guiándose siempre por lo que ella quería o sentía que sería lo mejor para seguir su camino.

Aun cuando se casó realmente joven, a los 20 años, tuvo tres hijos, dos hombres y una mujer, que llevaban por nombre: Mauricio, Manuel y Claudia, a quién desafortunadamente perdió cuando tenía tan sólo seis años, y fue durante un buen tiempo esta una de las principales motivaciones para crear nuevas fotografías relacionadas con el tema, Graciela continúo su vida y se convirtió en un gran ícono por su talento y dedicación.

Previo a convertirse en la gran fotógrafa que es hoy en día, miro también el camino de la cinematografía y de la literatura, sin embargo, su instinto la llevo hacia donde debía de ir, su inspiración al inicio de su camino como fotógrafa fue uno de sus profesores del Centro Universitarios de Estudios Cinematográficos (CUEC), Manuel Álvarez Bravo.

Se convirtió en su asistente y fue precisamente ese el comienzo de su trayectoria, a un lado de su profesor adquirió una gran cantidad de conocimientos, recorrió distintas partes de América Latina para hacer lo que más amaban, tomar fotografías.

A partir de ese momento, los éxitos para la fotógrafa Iturbide no pararon, el primero fue cuando en 1978 a través del Archivo Etnográfico del Instituto Nacional Indigenista de México, le encargaron tomar fotografías precisamente de la población indígena dentro del país y Graciela eligió a la población del pueblo Seri, ubicado en el desierto de Sonora.

Al año siguiente, el artista zapoteca Francisco Toledo la invita a fotografiar Juchitán, un municipio dentro del Oaxaca de suma importancia y que representa en gran parte la cultura zapoteca, dicha invitación trascendió tanto que Graciela no sólo tomó fotografías del lugar, sino que también escribió un libro el cual lleva por título Juchitán de las Mujeres en 1989.

Han sido numerosos los países que Graciela ha visitado y en los que ha trabajado o expuesto su talento, por ejemplo: Cuba, Panamá, Hungría o Paris, por sólo mencionar algunos.

También numerosos han sido los premios que ha ganado por su grandioso talento, el primero lo ganó en 1980 otorgado por el INBA en la Ciudad de México, otro de los más destacados fue también el premio a la fotografía del año que le otorgaron en 1986, recibió también premios en Italia, Francia, Alemania, Japón, Estados Unidos y Suecia, de los últimos premios que recibió fueron por trayectoria artística uno de ellos por parte del International Festival of Photography, Dakha, Bangladesh.

No cabe duda que el reconocimiento como fotógrafa y como persona que se ha ganado Graciela Iturbide a nivel internacional ha sido por su esfuerzo, su talento y sobre todo por saberse llevar de manera correcta por su intuición.

Fuente: gracielaiturbide.org

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